El acero galvanizado se forma al sumergir acero ordinario dentro de una solución de zinc fundido, en un método llamado inmersión en caliente. Es decir, se reviste el acero en una capa de zinc. Esta capa protege al metal debajo de ella, incrementando la resistencia al óxido y a la corrosión para que no llegue al metal interior.
El acero galvanizado tiene múltiples aplicaciones en la construcción que aprovechan sus principales características. La resistencia al óxido, daños y erosiones de climas y su ligereza son algunas de sus grandes prestaciones.
Este producto se aplica en sistemas de aire acondicionado, techos metálicos para casas, vallas metálicas, bancas, balcones, escaleras, pasarelas e incluso postes de luz. La fuerza y resistencia de este producto es alta.
En la construcción, uno de sus usos más recurrentes es en tabiques estructurales o divisorios, los cuales permiten agregar en su interior los elementos de aislación térmica y acústica, obteniendo de esta forma un muro de muy buenas características estructurales y de ahorro energético.
